Como un muerto
que le duele a la tierra,
comienzo a odiarte a los tres días
caigo en luto de mí misma
me vuelvo fantasma. |
Incendias mi
cuarto,
flama de sangre en las cortinas
marcas todos los rincones con tu nombre
lugar común que más de tres pronuncian en la calle. |
Intento creer
que la luz es fiel y vuelve siempre
no dudo que la memoria tenga en sus confines
la conciencia del polvo sobre las cosas olvidadas
el apego por la magia y la maravilla imperturbables. |
Juro que cerraré
la puerta tras la prórroga
que no creeré en un Cristo
hasta que toque los huecos de sus llagas
y caiga sobre sus brazos como una cruz que ama
y que desea pegada a sus espaldas. |
Juro que al tercer
día, si nada cambia
si el polvo se ha hecho una costra imposible pare el hoy
denunciaré que un río encontró su dique
y se ha estancado, como un cadáver de letrina, el amor. |