El ritmo del
segundero frágil
a los latidos del ser que nace
es el corazón de la vida.
Son caracoles zumbando oídos
los movimientos del vientre materno
que inunda y transporta
con algas de nácar perfumados
que estallan en mis fértiles pechos
los sentimientos candorosos
en flores delicadas,
margaritas de miel
como un beso de niño.